Feminismos fronterizos: Mestizas, abyectas y perras by Carolina Meloni

autor:Carolina Meloni [Meloni, Carolina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2021-09-01T00:00:00+00:00

Para la mayoría de los autores postcoloniales, la diferencia colonial funciona al modo de una diferencia ontológica (diferencia en el orden mismo del ser). Sin embargo, resulta sumamente interesante la lectura que hacen Deleuze y Guattari del racismo. Para estos, el racismo no funciona como exclusión que pone en marcha divisiones binarias, sino como inclusión diferencial que fagocita el exterior mismo: «El racismo europeo, como pretensión del hombre blanco, nunca ha procedido por exclusión, ni por la asignación de alguien como el Otro […] El racismo opera mediante la determinación de grados de desviación respecto a los rasgos del hombre blanco, con lo cual se intenta integrar las características que no coinciden con ellos en ondas cada vez más excéntricas y retrasadas […] Desde el punto de vista del racismo, no hay exterior, no hay gente de fuera. No hay más que gente que debería ser como nosotros, y cuyo crimen es no serlo[220]».

La teoría feminista desde la óptica postcolonial sitúa su punto de partida, se localiza teórica y políticamente, en esa zona fronteriza, resignificando, reconceptualizando y apropiándose de esa «herida colonial». La denuncia al feminismo blanco anglo-europeo vendrá de la mano de esas «otras» excluidas de los propios discursos feministas, de aquellas situadas al margen de la ideología de la feminidad. Las reivindicaciones de estos sujetos otros, sin embargo, no van a limitarse al mero reconocimiento identitario, a lo simplemente cultural, reduciendo la lucha política a la reclamación de derechos particulares: desde el reconocimiento de las diferencias (étnicas, religiosas o sexuales), hasta el auge de las identidades múltiples y las subjetividades híbridas que reclaman su puesto en el entramado social. La reivindicación del subalterno es mucho más profunda. Responde a una situación histórico-política de siglos de explotación, esclavitud, violación, silenciamiento, negación y borradura. Como afirma Spivak, «si en el contexto de la producción colonial el subalterno no tiene historia y no puede hablar, el subalterno femenino está aún más profundamente en las tinieblas[221]». Racismo, colonialismo y patriarcado, por lo tanto, no serán comprendidos ni analizados como consecuencias del modo de producción capitalista, sino como elementos constitutivos del mismo: propio de la expansión capitalista es la razón colonial; propio del modo social burgués es el modo de producción doméstico, centrado en la familia monogámica heterosexual reproductora. De ahí la necesidad de una nueva estrategia, de una reelaboración crítica de la praxis política.

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